8 consejos para reducir costes en tiempos de crisis

Una de las claves más importantes que tenemos en las empresas es no dejar que una crisis se atasque. Esto hace que sea con el tiempo mucho más difícil, complicado resolverlo y las medidas más radicales.

Como cualquier actuación de este tipo, supone que vamos a tener que hacer cambios. Los cambios van a tener que ser comunicados especialmente a nuestra fuerza laboral. También y en función de la situación será conveniente comunicarlos externamente.

Y antes de todo ello, vamos a tener que hablar con nuestro equipo clave para esta transformación y cambio que precisamos realizar para devolver a nuestra compañía a la senda del crecimiento y la rentabilidad. Estos son nuestros aliados. La coalición que nos ayudará a conseguir los objetivos.

Dentro de todas las acciones que vamos a realizar, será muy conveniente establecer algunas de ellas que sean fáciles y rápidas de conseguir para que los planes que expliquemos internamente adquieran credibilidad, y que se observe que son alcanzables. Siempre con el ánimo de mantener el máximo grado de motivación en nuestros empleados, a pesar de que las acciones puedan ser duras.

A continuación, veremos de una forma somera qué tipo de acciones podemos implementar para resolver una situación de crisis en nuestra empresa.

Analiza tus gastos

Realiza una revisión exhaustiva de tus gastos y determina cuáles son esenciales y cuáles no lo son. Considera la posibilidad de eliminar o reducir los gastos no esenciales.

Negocia con tus proveedores

Contacta a tus proveedores y negocia precios más bajos o plazos de pago más largos. Si tienes varios proveedores, compara precios y términos para obtener la mejor oferta.

Optimiza tu inventario

Analiza tu inventario y reduce los productos que no se están vendiendo bien. También considera la posibilidad de reducir los niveles de inventario para liberar capital.

Revisa tus contratos y suscripciones

Analiza tus contratos y suscripciones y cancela los que no sean esenciales o que no se estén utilizando. También considera la posibilidad de renegociar los términos de los contratos.

Utiliza la tecnología

Utiliza herramientas y aplicaciones tecnológicas que te permitan automatizar procesos y reducir los costes de personal. También considera la posibilidad de implementar soluciones de teletrabajo para reducir los costes de oficina.

Analiza los componentes de tus productos

Si eres una empresa industrial, busca alternativas de materias primas y componentes que cumplan con las especificaciones requeridas por el cliente pero que tengan unos costes menores.

Gestiona los cobros

Gestiona los cobros de forma más eficiente exigiendo a los clientes el cumplimiento de los plazos y en aquellos casos que sea posible, reduce los periodos de cobro.

Revisa los precios

Revisa los precios y márgenes de tus productos para asegurarte de que tienes beneficios y márgenes de contribución positivos. Si no es así, habrá que tomar decisiones.

Cuando pongas en marcha todas estas acciones con total seguridad habrás alcanzado no solo los objetivos definidos, sino que habrás devuelto a la senda adecuada a tu compañía.

El futuro del trabajo y de los trabajadores II

El papel de las organizaciones privadas en el mundo es muy importante. Sobre todo, en el mundo industrializado. Los gobiernos no parece que están muy decididos a abordar el futuro del trabajo, las pensiones y otros asuntos de relevancia de modo directo. Es cierto que no es fácil, pero alguien tendrá que abordarlo finalmente.

Las empresas en las últimas décadas han abordado procesos de cambio y mejora, desde la revolución de la calidad pasando por el “Just inTime” hasta la gestión de proyectos. Más tarde comenzamos con el comercio electrónico, el medioambiente, la salud y así avanzando hasta nuestros días en los que estamos inmersos en un gran cambio tecnológico a una velocidad imparable en donde el Big Data, Blockchain, Metaverso, IoT pero también la sostenibilidad y la gobernanza y mucho más están siendo los protagonistas.

Pero sin duda alguna, en todos los cambios que se han ido produciendo a lo largo de los años ha habido realmente unos protagonistas.

¿Quiénes han sido?

Solo se puede responder a esto con mayúsculas: PERSONAS.

Hemos tenido organizaciones centradas en el beneficio única y exclusivamente, centradas en el cliente y ahora…., ¿están o estarán centradas en las personas?

Si queremos que los trabajadores vivan cada día ilusionados, necesitamos un alto grado de compromiso por su parte y para conseguirlo las empresas tienen que comprometerse más aún con ellos.

Comenzando con que las estrategias de ESG deben ser claras para sus empleados. Esto tendrá sin duda un claro y significante impacto en el éxito. Las nuevas generaciones están mucho más interesadas en trabajar para empresas sostenibles que pueden estarlo los baby boomers.

Una muy buena conexión entre la ESG y el propósito van a ser fundamentales y crear las razones fundamentales por las que los empleados acuden diariamente al trabajo, de forma presencial o virtual.

Así que entramos ya en esa parte más retadora de hacerlo todo realidad en las organizaciones.

Una de las claves, una vez establecidas unas bases como las mencionadas anteriormente, es el bienestar de los empleados en el trabajo. Bienestar que se puede mejorar con acciones tales como, no solo con el cumplimiento de las normativas vigentes, sino con la desconexión digital fuera del horario de trabajo, terapias de ayuda profesional, mindfulness, gestión de la nutrición, cuidado físico, formación y desarrollo continuo.

Una compañía con empleados felices y comprometidos puede incrementar sus ventas y productividad sustancialmente, lo cual contribuye a construir un entorno de trabajo de alto desempeño que mejora la calidad de vida para toda la personas de la organización.

El futuro del trabajo y los trabajadores I

Vivimos tiempos complejos. Claro, no es la primera vez que nos pasa a los seres humanos a lo largo de nuestra existencia, ni tampoco será la última. Lo que si es cierto es que siempre lo hemos superado y esa es la única razón por la que hoy seguimos estando aquí.

Cuando hablo de la complejidad de estos momentos no me refiero a una situación de guerra, que también complica la situación, sino a los cambios que estamos viviendo de forma tan acelerada en aspectos económicos, sociales, tecnológicos, sanitarios e incluso espirituales.

En cuanto al trabajo se refiere, uno de los aspectos que siempre nos preocupa es el futuro y concretamente “nuestro futuro”.

Especialmente en nuestro entorno europeo la deuda de los países ha crecido sustancialmente en los últimos años muchísimo. Nuestra esperanza de vida va alargándose cada año. Algunos dicen que cada diez años la esperanza de vida aumenta un año. No tenéis más que contar cuántas décadas habéis vivido y veréis cuando nacisteis a la edad que morían las personas en aquel tiempo. Hay un descenso de la natalidad importante en la mayoría de los países occidentales y eso nos hace ver que los costes de nuestros sistemas sanitarios irán incrementándose también a lo largo de la próxima década de forma sustancial.

Hay una buena razón para ello, la alta tasa de natalidad que tuvieron los “boomers” son los que ahora comienzan a tener ya edades en las que los requerimientos que tiene la salud van aumentando.

En definitiva, tenemos una buena combinación de factores para preguntarnos cómo nuestros sistemas de pensiones van a poder hacerse cargo de tantos costes y para tanto tiempo (veinte años o más de media sufragando pensiones y atendiendo costes de salud) con una población en edad de aportar cada vez menor.

Aunque hablar de que una solución para este problema es atrasar las jubilaciones, esta idea socialmente no es nada bien aceptada. Nadie quiere ni imaginar que mañana que vamos a jubilarnos nos planteen que vamos a tener que seguir trabajando. Así que esta solución puede tener pocos visos de ser factible.

Por tanto, parece que la única solución, que no es tan inmediata pero que se puede acelerar, sería conseguir que el trabajo sea la pasión de nuestros trabajadores. Algo que les mantenga  ilusionados cada día, que estén deseando comenzar el día para poder acometer los retos diarios a resolver. Sería la única forma de que algunos más pudieran estar en disposición de seguir trabajando más allá de la edad de jubilación actual.

¿Y quién puede hacer mucho por esto?

Son las organizaciones, sus órganos de gobierno y dirección los que pueden conseguir que esto sea así.

Tres formas de recuperar la motivación

Todo líder suele tratar con empleados o equipos a diario. Aunque las personas suelen estar motivadas, a veces siendo líderes encontramos empleados que pierden la motivación.

Sabemos lo que significa. Seguro que alguna vez sufrimos de esta mala situación. Cuando las personas pierden la motivación, es difícil para ellas, se desvinculan del trabajo y su productividad cae de manera importante como resultado de estos sentimientos.

Sin embargo, como líderes debemos ser empáticos con nuestra gente. Los seres humanos necesitamos estar motivados para enfrentar los desafíos que nos encontramos en nuestro quehacer diario y al mismo tiempo encontrar sentido a las cosas que hacemos. Algunos de nosotros hemos desarrollado más ciertas partes de nuestro cerebro y tenemos una mentalidad de crecimiento que nos permite seguir adelante para aprender nuevas habilidades y perseguir objetivos con sentido. Sin embargo, todos aquellos con una mentalidad fija también tienen la oportunidad de desarrollar y aprender esas habilidades (ver Muvens.com).

Siguiendo un camino de aprendizaje, obtendremos una buena porción de dopamina. ¿Qué es realmente la dopamina? Es un neurotransmisor de amina biogénica que se utiliza en múltiples circuitos del cerebro. Uno de los circuitos que se utiliza es el sistema mesolímbico y está involucrado en la motivación conductual para la recompensa y el refuerzo.

Al final con este flujo de dopamina nos dedicaremos más y mejor a esas actividades.

Como mencioné antes, tenemos diferentes mentalidades y aunque las personas con mentalidad de crecimiento están más acostumbradas a seguir un camino de aprendizaje para descubrir nuevas habilidades explorando, descubriendo, aprendiendo y experimentando, hay otras con mentalidad fija menos dadas a esas actividades. Las organizaciones deben desarrollar las condiciones para alentar a los empleados a hacerlo.

Este estímulo es posible hacerlo motivando a los empleados sin grandes cambios en las organizaciones aprendiendo sus fortalezas, experimentando y ayudándolos a encontrar un propósito claro del trabajo.

Una de las formas en que podemos activar a los empleados es valorándolos por sus virtudes o fortalezas de carácter. Esto hará que muestren sus valores de autoexpresión. La autoexpresión variará según su ubicación y la cultura en la que esté inmerso y se puede definir, como dijo Judith Glaser, como la forma más importante para que las personas se conecten, naveguen y crezcan entre sí.

Otra forma de activar a los empleados es cuando les ofrecemos la posibilidad de experimentar en una “zona segura” donde experimentar es una actividad que les da la libertad de cometer errores sin miedo y sin consecuencias para ellos.

La experimentación impulsará también la creatividad y la falta de desafío o lucha permitirá una vida mejor para nuestros empleados abriendo sus mentes a la innovación y la creatividad.

Una tercera forma es inculcar un sentido de propósito en nuestros empleados. El propósito debe estar orientado al cliente y debe estimular el compromiso de las personas. El propósito se vuelve relevante cuando no solo es auténtico, sino que también está conectado con una estrategia corporativa que genera una ventaja competitiva sostenible. El propósito, no solo los factores ESG, se convierte en un motor de cambio positivo al tiempo que garantiza que las empresas continúen creando valor económico.

Al final todo lo anterior es un hábito, una forma de ser, un estilo de existir.