Cultura e innovación

Tus productos, servicios o tus modelos de negocio serán obsoletos más pronto o más tarde. La cultura de una organización es la única ventaja competitiva sostenible. Vamos a poder ser exitosos si somos capaces de promover una cultura basada en la innovación dentro de nuestras organizaciones.

La cultura son las normas y valores que determinan los comportamientos. Las normas y valores pueden estar orientados hacia la innovación o no. Al mismo tiempo la innovación es parte de los cambios organizacionales y también está en un cambio continuo. Esto es lo que puede diferenciar unas organizaciones de otras.

Con certeza todo lo dicho anteriormente está influyendo en la cultura de una organización. Es muy importante disponer de una cultura y sistemas que faciliten el recoger ideas de los mercados, de las actividades de I+D y de otras áreas para poderlas posteriormente hacerlas parte de nuestra realidad. Una cultura corporativa fuerte ayuda mucho a desarrollar la innovación. En concreto, cuando entendemos la innovación como un proceso. Un proceso que implica a diferentes departamentos y personas, incluso a diferentes organizaciones y nacionalidades. Un proceso que puede dar a los directivos y empleados una buena idea de cómo funciona una organización.

Nuestros ejecutivos son clave en la capacidad que se puede generar para innovar y transformar una organización y todo ello será determinante para definir su cultura. En la forma que estos ejecutivos gestionen el proceso de innovación, cómo se enfrenten a las adversidades cuando estén gestionando un proceso de transformación harán posible o no alcanzar los objetivos establecidos.

Todas estas prácticas son fundamentales para definir los principios y valores que configurarán la cultura corporativa conjuntamente con los procesos de innovación.

Muchas compañías encomiendan a sus empleados el crear una cultura basada en la innovación. Intentan influir en ellos de tal manera que puedan ser más abiertos con los demás compartiendo e intercambiando ideas, pero también los resultados de las acciones implementadas. Intentando crear este tipo de cultura basada en la innovación, las compañías también se abren para escuchar ideas innovadoras que puedan ser impulsadas asegurándose de que serán implantadas y seguidas.

Las compañías trabajan en equipo para desarrollar una cultura basada en la innovación pero con la confianza necesaria, gestionando los conflictos de una forma abierta y constructiva asumiendo los compromisos necesarios para alcanzar los resultados esperados.

En cualquier caso, la mayor parte de las empresas no disponen de una estrategia orientada a la innovación, y no tienen la organización adecuada para trabajar procesos orientados a la innovación y por tanto tampoco tienen indicadores clave para medir la innovación.

Si queremos tener éxito con la implementación de procesos de innovación, también necesitaremos sistematizar esos procesos. Las compañías que tienen procesos estructurados para la innovación tienen muchas más posibilidades de tener éxito innovando que aquellas que no los tienen.

La cultura está sujeta a transformaciones, las transformaciones implican cambios, y la innovación supone un cambio continuo.

Design Thinking para niños y jóvenes

El Design Thinking nos puede impulsar a ser parte de la creación de un futuro mejor y ayudarnos a enfrentarnos a los retos que la vida nos pone por delante pudiendo tomar mejores decisiones.

Los niños en los colegios pueden ser esos diseñadores del mundo del futuro. Ellos serán los grandes influyentes y los que hagan que las cosas sucedan en un futuro. Design Thinking es una muy buena herramienta para ellos, para que estudien y creen soluciones para este mundo.

La colaboración en la educación es muy importante y el Design Thinking enfocado a los profesores puede ser de gran ayuda en los colegios para impulsar la creatividad y generar nuevas soluciones. Los profesores tienen una gran tarea por delante, preparar a la gente para los trabajos del futuro, algunos que incluso no existen todavía, preparándoles para problemas que no conocen como afectarán a la vida de los estudiantes de hoy, así como preparar sus carreras.

Pero también es muy importante y desafiante para el futuro de nuestros estudiantes, mantener una dosis de optimismo bien alta. ¡Esto será muy crítico! El optimismo es parte de nuestras emociones y lo necesitamos para enfrenarnos a los continuos retos que se nos presentan.

Las clases, los colegios y las universidades de todo el mundo, se enfrentan diariamente a retos que pueden ser resueltos de manera creativa con Design Thinking. Esta herramienta ayuda a aproximarse a estos retos con nuevas perspectivas, nuevas ideas y nuevas soluciones.

El proceso de diseño tiene diferentes fases: descubrimiento, interpretación, ideación, experimentación y evolución. Cada una de ellas ayuda a poner el Design Thinking en acción, generando y desarrollando nuevas ideas de una manera estructurada.

Cuando usamos esta herramienta, usualmente tenemos un reto al que nos debemos enfrentar. Después de ello y una vez hemos aprendido sobre él, necesitamos interpretarlo. Con mente abierta y libertad probablemente nos será más fácil ver una oportunidad. Ese es el momento en el que podemos crear algo nuevo y generar nuevas ideas. Deberemos experimentar esa idea creando un prototipo y finalmente desarrollarlo panificando los siguientes pasos, comunicando la idea a las personas que pueden ayudarnos a ponerlo en marcha y finalmente documentar el proceso.

El Design Thinking requiere que consideremos los problemas reales, investigar, analizar, y aportar ideas nuevas y originales, experimentar e incluso construir cosas a mano. Sé que es muy difícil integrar estos procesos en la vida diaria de los colegios y universidades.

Esta aproximación junto con algunas cualidades propias de un pensador efectivo puede ser motivador e inspirador. Necesitamos gente motivada y que pueda inspirar a otros, provocándoles el entusiasmo necesario para que puedan aportar su innovación al éxito. A través de todo ello, se pueden transmitir a los estudiantes ciertas habilidades de liderazgo e iniciativa.

El poder cumplir con los plazos en un proceso de diseño también requiere de cierta disciplina. Es importante que nuestros estudiantes practiquen como monitorizar el progreso mediante técnicas tradicionales como la gestión del tiempo y la gestión de proyectos.

Observar, preguntar y escuchar facilita el Design Thinking. Es necesario que los estudiantes obtengan ciertas habilidades para poder realizar entrevistas y de esta manera entender el poder de estas tres habilidades.

Los estudiantes deben aprender también que la información nueva es esencial para el proceso, de manera que deberán realizar investigaciones a través de la red e identificar expertos que les faciliten toda la información que necesitan para avanzar. En ese momento, desarrollarán la empatía necesaria que les sumerja en las experiencias de los usuarios.

La fase de Prototipado y la obtención de Feedback están vinculadas de una forma iterativa, de tal manera que el ciclo acabará facilitando la mejor solución. Al final, el Design Thinking está orientado a la acción. Si somos capaces de construir algunos objetos que sean tangibles, esto permitirá a los estudiantes obtener más feedback de los usuarios antes de que preparen la última y mejor versión. La experimentación junto con los fallos que puedan tener, son de gran ayuda por la información que dan y contribuirán al éxito del proyecto.

Cuando los estudiantes consiguen feedback de sus prototipos ellos se pueden preguntar, ¿deberíamos cambiar nuestro prototipo?, ¿necesitamos más información? ¿deberíamos comenzar de nuevo?

Los niños y los jóvenes aprenden más haciendo, de manera que, si ellos están activamente participando en el diseño y creación de proyectos, les ayudará a explorar conceptos que les lleve a estar más cerca de encontrar nuevas formas de pensar y diseñar.

Desde las guarderías a la Universidad, el Design Thinking es una forma de hacer que las personas sean más efectivas y sean capaces de sacar sus capacidades más innatas.